Mujeres poetas con luz propia.

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María León Bascur, ha publicado poemarios, antologías y la revista literaria, SAFO;  un lugar de encuentro y apoyo a 600 mujeres poetas de diversos rincones del país. Son voces que hablan desde sus anhelos de ser amadas, su soledad, maltratos, sus desamores y mundos añorados. Myriam Carmen Pinto.

La revista SAFO publicó su edición de cierre al término del año 2009, se despidió diciendo  que por fin se dispondrá a «descansar en paz», tras intensos «20 años de bregar contra los molinos del viento”. La revista sin embargo no morirá. Serán sus propias editoras las que se han propuesto mantenerla viva como siempre, las que seguirán pujando poemas que darán a conocer en los libros que edita la editorial llamada también SAFO. Todas ellas constituyen entre sí un colectivo de hecho que las une, quizás siguiendo el vaticinio de la misma poeta griega que dijo ella nunca sería olvidada. Y claro, fue una de las primeras defensoras de los derechos de las mujeres.

Empresa poética llena de poesía.

La revista, SAFO, surge, tras un rechazo que hiere a la poeta, María León Bascur, su fundadora y directora. Había solicitado ingresar a la agrupación cultural, “Los Inútiles”, formada por Oscar Castro, en Rancagua. Les propuso organizar actividades hacia la comunidad. Le respondieron que no encajaría porque era un grupo de  hombres mayores, profesionales, que hablaban temas que no eran de interés de las mujeres.

Fue un puñal directo a su alma, a toda ella. Sobreponiéndose, contestó: “Fundaré una revista exclusiva para nosotras y los hombres tendrán que pagar para publicar”. La miraron como si fuese una loca, una buscadora de hombres, una puta.

Entonces fluye su empresa poética… A sus amigas pide poemas, conseguía papel, llenaba de poemas una hoja blanca que reducía, recortaba, fotocopiaba y doblaba a la mitad. Luego las enrollaba, pegaba sellos postales, escribía con su puño y letra los nombres de cada una de las destinatarias y  partía a las oficinas del correo para su distribución. Lo mismo, cada dos meses.

Al poco tiempo, recibe poemas de mujeres, desde los más aislados rincones del país. Llegaban escritos a máquina, otros a mano o se los dictaban por teléfono. Los anotaba mientras en la cocina, sus cacerolas se quemaban, fundían teteras y en la mesa del comedor,  podía escribir sobre el polvo acumulado.

La buscaban y perseguían por donde fuese para saber si habían llegado y si serían publicados en alguna edición.

A partir del número 27, SAFO, estrena un formato de edición impresa, 28 páginas, portada color y tiraje de 700 ejemplares. Incluye obras de chilenas y extranjeras, comentarios del poeta y académico, Juan Antonio Massone, un taller literario  del profesor y escritor, Miguel Reyes  y una sección llamada Hoja de Adán, dedicada a poesías de hombres. El periodista, Sergio Gutierrez Patri, redacta noticias, asumiendo funciones de extensión y relaciones públicas.

Las mujeres poetas que han sido parte de esta experiencia opinan les permitió reconocerse, sacando a muchas del silencio. Encontraron aquí respeto y puesta en valor, sin distinciones económicas, sociales, creencias, posiciones políticas, edades, ni tecnicismos literarios.

Muchas de ellas  continúan publicando asociadas en torno a editoriales amigas, web, blog, revistas digitales y programas radiales comunitarios. Un ejemplo son las escritoras del Valle del Cachapoal, algunas, aún articuladas a SAFO.

Otra empresa poética: Carromato de poetas y poemas.

Entre los años 90 y 2000, los hijos de María León, dos de ella, dos de su segundo marido y uno, de ambos, se casan y se van. Entonces, ella también sale de sus cuatro paredes, dando vuelo a su proyecto «Carromato poético», que lleva poemas, libros  y poetas, donde no llega la carretera.

Apoyada por municipalidades y establecimientos educacionales, esta iniciativa ofrece lecturas, recitales y talleres literarios. Tienen las puertas abiertas todos quienes quieran participar. Involucra a profesoras, niños, jóvenes, mujeres dueñas de casa, pescadoras, campesinas e indígenas.

La experiencia le permite capacidades de gestión cultural y liderazgo que no conocía. Solo sabía de su fuerza e ímpetu. A los 16 años, a la muerte accidental de su padre, deja sus estudios, asume como jefa de hogar, responsable de su madre y sus dos hermanas.

En esos tiempos trabaja como secretaria de una secretaria, siembra y cosecha papas, choclos y porotos verdes, entrega semillas, palas y chuzos. Así fue hasta que se casa con el hijo del patrón de un fundo vecino. Fue su primer marido, a quien abandona porque no la dejaba salir, tener amigas, ni leer.

En el molino del El Ingenio, entre La Ligua y Cabildo, donde nació y se crió, no había estación de trenes ni terminal de buses. Le tiraban los diarios por la ventanilla de uno de los carros en movimiento, y en temporadas de cosecha y molienda, los campesinos y sus familias, llegaban en carretas, tiradas por yuntas de bueyes.

El poeta Jorge Teillier, reside años después, en ese idílico entorno.

A María León, desde pequeña, la atrajo el mundo de las letras y las palabras. Su madre incentiva su lectura,  enseñándole a leer antes de ir a la escuela. Quizás, se había dado cuenta que su hija tenía luz propia.

Mientras sus hermanas, jugaban con muñecas, ella leía, a la sombra de una higuera o deambulaba, bosque abierto, creyendo «ser el universo de sus propias aves»; una mujer  que «no va a misa, pero comulga diariamente con la argolla del instinto».

Las monjas ni su madre, no logran ponerle guantes blancos.

Leona sacando garras

La obra de María León Bascur, no está encasillada en una temática. Su poesía habla de gansos salvajes, nidos de serpientes, aromas naturales, sauces, chicoteando el techo de su casa, en pleno campo, donde su padre era dueño del molino que convertía el trigo en harina.

En sus  poemas  reconoce que de «noche mira el sol», que puede “irse en un gorrión”, que viene de una “camada de grandes pecadoras”, sin límites ni fronteras.

También hay amor, muchos amantes, pero solo ella sabe si existen o no. Uno es el mismísimo diablo, quién la ama, y cabalga sobre su “potranquita rubia”, intercambiando ambos “néctares y mieles”.

Es su poema, El Mandinga. Al recitarlo, sus manos apuntan  hacia su pubis, moviéndolas como colibríes, danzando a sus flores.  Los hombres se sorprenden, abren y levantan sus ojos; quizás algo más.  Sin resistencias, a escondidas, le entregan su tarjeta de presentación,  le envían flores y chocolates. Se enamoran, pese a sus reducidas caderas. Coqueteándoles, sigue su juego, dejándose querer.

A sus lanzamientos de libros se presenta como a una gala de palacio. Recita, erguida sobre su propio eje, y con la frente en alto, saca su voz firme y segura; la leona que hay dentro de ella. Las poetas y mujeres que no la conocen, le temen y las que sí, la admiran.

Ha sido reconocida, a nivel nacional e internacional. Su oficina tiene una muralla tapizada de premios y diplomas. No obstante, ella asegura seguir siendo la mujer de esencia de campo, intuitiva, autodidacta en las letras; una mujer construida a punta de desgarros, rasguños de tierra, desarraigos y robos a su tiempo de descanso y vida familiar.

Está convencida que de los osados y osadas es el reino de la tierra.

En 1984, tenía  40 años, cuando un concurso literario, irrumpe su vivir, puertas adentro, quietecita, laboriosa, guardada y cautiva de  platos y ollas que lavaba día a día, planchados de camisas, camas que ordenaba, un ir y venir, entre ropa sucia, casa y colegios de sus hijos. Era feliz, estaba contenta, pero necesitaba algo más.

A dicho concurso, que tiene lugar en Copiapó, donde residía, envía tres poemas, cada uno firmado con seudónimo distinto. Obtuvo los tres primeros lugares. El jurado, al darse cuenta que era una misma persona, le conserva el primer lugar. Desde entonces no ha parado.

Myriam Carmen Pinto. Zurdos no diestros (serie)

Apoyo fotografías: Angela Barrera e Ivonne Díaz, poetas colectivo escritoras del Valle del Cachapoal, Rancagua,  Amanda Espejo de LaMancha revistaLiteraria, Quilicura, Santiago.

AUTORETRATO (María León Bascur)

Hablar de esta mujer no es fácil/ Es algo así como plantar encinas en la mar/ o irse en un gorrión/ al límite del átomo./ Es dura como pétalo de Jacinto,/ y delicada como estampida de jabalíes./Lleva horizontes en el bolsillo de la blusa/ y relámpagos en la memoria para descuartizar los tuétanos de un hombre.
A veces/ urde campanarios con hilos de sol/ y teje teoremas con las calabazas de sus pechos./Dilucida estrategias en la sonrisa de Gioconda/ y amamanta el corazón del colibrí con artillerías de amaranto./ No conoce las fronteras/ Jjra que la melancolía es una anaconda que provoca tentaciones prodigiosas a la sombra del manzano./ Para dormir le toca el hombro a Stravinsky,/ y para despertar cuenta los peces del mar muerto con un ábaco de yunque./ No va a misa pero comulga diariamente con la argolla del instinto./ De noche mira el sol desde una puesta de Van Gogh. Y de día se peina los cabellos con hojas de toronjil./ Es excelente anfitriona del té,/ y en actitud de sabandija suspende la prudencia en una pluma./ Tiene espiritu de salamandra metafísico y solemne,/ y en la ecuación de la luna/ convoca cardenales cada 28 días.
Hablar de esta mujer/ es descifrar el origen del universo en una gota de sangre.
Nota de la edición: María León Bascur, ha publicado los libros poemarios “Pupila Femenina” (1989), “Inviolable” (1994), “Rugidos” (1997) y “Augurios de Sibila para el Hombre” (2000). Sus obras también están incluidas en 32 antologías y revistas chilenas y extranjeras.  Ha participado en congresos y actividades literarias en Chile y en el extranjero y como directora de la editorial Safo, publica 27 libros  de poesía, narrativa y memorias y un total de 120 números de la revista SAFO.

Santiago, Chile, julio 2012.

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