«Nunca más Chile», libro testimonio de sí mismo

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Compartimos un análisis del libro «Nunca Más Chile» de Myriam Carmen Pinto que incluye Jaume Peris Blanes en su ensayo «Historia del Testimonio Chileno. De las estrategias de denuncia a las políticas de Memoria«, publicado en la revista «Quadens de Filología» que edita la Facultad de Filología de la Universidad de Valencia. La publicación analiza el formato de los testimonios de la represión en Chile durante el régimen militar.

«En ese contexto de efervescencia periodística, Myriam Pinto, llevó a imprenta en 1984 un libro excepcional que recogía algunos de los testimonios de supervivientes que habían narrado su experiencia en el exilio y de algunos que habían permanecido en Chile, que rescataba historias de los campos todavía prohibidas en el país, pero que circulaban en el exterior y que, además, articulaba todo ello con la voz de los familiares de detenidos-desaparecidos y con otras víctimas de la violencia militar. Pero tal como indicaba la edición de 1986, «Nunca Más Chile»: Ya con vida, listo y para ver la luz, se convierte en víctima y en víctima anónima. Debía recorrer Chile, en diciembre de 1984. No obstante, un decreto, una prohibición a la libertad de prensa y de expresión lo dejó esperando. Y al igual que muchos debió buscar refugio, cuidarse clandestinamente para sobrevivir, para esperar tiempos mejores y convertirse en lo que es… un testimonio de sí mismo (Pinto, 1986: 6).

En un gesto singular, Pinto ,ubicaba a su propio reportaje en el mismo lado de la contienda de las voces que incluía en su seno. Al contrario que la voz conciliatoria y mesurada de Politzer, que se situaba más allá de la división social chilena, Pinto se ubicaba explícitamente del lado de los vencidos. En la presentación, el sacerdote José Aldunate ponía el acento en la voluntad de escribir la “historia desde las experiencias de las víctimas” o, “si se quiere, se trata del revés de la historia, de lo que está por debajo, del lado en que la verdadera trama de un tejido se revela”:

Habrá historiadores que se quedarán en este sector favorecido. Para algunos son éstos los que hacen la historia. Los otros son precisamente los que se quedan marginados de ella. Sin embargo, la verdadera historia de un pueblo se escribe desde abajo. Desde el explotado, el marginado, el oprimido. Estos nos revelan la verdadera condición de un pueblo y de los mismos afortunados que usufructúan de esta condición. El retrato de Chile a partir del golpe nos lo da el campo de concentración de Chacabuco, la Isla Dawson, el Estadio Nacional convertido en cárcel y después los relegados, el hogar de un desaparecido, el obrero del POJH y el despedido del PANAL. Todo esto nos revela la calidad del ‘orden y seguridad’ obtenidos del boom económico de los años 1979 a 1981 y, sobre todo, la caída moral y cívica que ha sufrido nuestra historia, en que ya no prima la ética y el derecho, sino la fuerza (Pinto, 1986: 8).

Al igual que Benjamín recomendaba al historiador materialista pasarle a la historia un cepillo a contrapelo, el libro planteaba rescatar las experiencias de sufrimiento que habían sostenido la transformación neoliberal de Chile, lo que en la historia oficial se había llamado su «modernización’. En ese «revés de la historia» se incluían, al igual que en el texto de Politzer, tanto las víctimas de la violencia física como las de la violencia económica de la revolución neoliberal. A estas alturas, no es de extrañar que la categoría de «testimonio» fuera la que abrochara simbólicamente esa operación de rescate y le diera una dimensión política específica:

«Nunca Más Chile» es justamente esto… un testimonio del Chile de este tiempo. Cada testimonio entregado por las víctimas anónimas, aquellas sin figuración política o sin ninguna, constituye un símbolo de un todo, representa a miles. Son testimonios que revelan la grandiosidad del valor de la dignidad humana, su triunfo ante el dolor, la injusticia y la muerte, el castigo convertido, curiosamente, en victoria… testimonios de la intimidad de la condición humana. Testimonios de la muerte y resurrección de cada persona (Pinto, 1986: 6).

Uno de los proyectos básicos de los tiempos de la Unidad Popular había sido, de hecho, transformar a las masas anónimas sin representación ni capacidad de interpelar al Estado en sujetos de la Historia nacional. Pero el importante trabajo realizado por el gobierno de la Unidad Popular de incluir esos sectores históricamente marginados (‘aquellos sin figuración política o sin ninguna’) en las políticas sociales del Estado fue violentamente arrasado por las políticas neoliberales del régimen militar, que volvieron a excluir brutalmente a los colectivos que habían conseguido altas cuotas de representatividad a principios de los setenta. La propuesta de Pinto no sólo trazaba una estrecha vinculación entre esas exclusiones socio-económicas (y de figuración pública) y la violencia extrema desplegada por el Estado. Vinculaba además la reevaluación de ese proyecto de transformación de la masa anómica en sujetos sociales con capacidad de expresión pública con la emergencia del testimonio como forma textual capaz de vehicular las voces traumatizadas por las exclusiones que habían seguido al golpe militar.

Dado que los sujetos de la exclusión necesitaban de un canal de expresión para llevar sus voces al espacio público, el testimonio en sus diferentes variantes se ofrecía como el discurso apropiado para hacerlo. Pinto hilvanaba en su libro testimonios de muy diverso cuño, tratando de dar continuidad mediante el análisis a las voces fragmentadas de supervivientes y familiares e intentando construir un marco analítico en el que fueran inteligibles sus discursos, pero respetando y marcando la singularidad irreductible de cada testimonio.

De hecho, el armado del texto hacía especial hincapié en la particularidad de la palabra de cada superviviente, introduciéndolo con algunos datos de su situación o, cuando el caso lo requería, de la historia a la que éste se refería. Ello permitía integrar cada testimonio en una problemática más general, que hiciera inteligible en términos políticos la representación de su desgarro íntimo, pero deteniéndose al mismo tiempo en las inflexiones singulares de cada voz. Los propios testimonios reflexionaban, incluso, sobre esa singularidad, ya que además de intentar dar cuenta de sus experiencias violentas, muchos de ellos se interrogaban sobre las contradicciones que ese «dar cuenta» encerraba y sobre las relaciones siempre conflictivas entre el presente traumado, el acontecimiento violento y el discurso capaz de representarlo.

No solamente se ofrecían, por tanto, testimonios de la violencia, sino que se reflexionaba insistentemente sobre el hecho mismo de testimoniar. Este giro daba un cierto carácter auto-reflexivo al texto, que situaba a la enunciación testimonial y sus dificultades en el centro mismo de la representación, subrayado por el hecho de que cada intervención se introdujera con un recurrente “Este es su testimonio”.

La enunciación testimonial, colocada así en el centro de la escena de denuncia, aparecía como la forma específica en la que podía tomar cuerpo una voz y un saber capaces de hacer frente a esos relatos autoritarios estatalmente autorizados que conformaban «la historia de los vencedores».

El revés de esa historia parecía hallar en la escritura testimonial su modo privilegiado de expresión. El testimonio se configuraba, en el imaginario político que acompañaba esta publicación, como el elemento sobre el que debían sostenerse los proyectos de denuncia al régimen militar, en tanto que depositario de un saber que debía ser hecho público por diversas razones (esclarecimiento de la verdad, posibilidad del duelo social, respeto a las víctimas) pero que podía, además, resquebrajar la aparente solidez de los discursos oficiales en torno al tema de la represión y su vinculación con la transformación neoliberal de Chile».

Jaume Peris Blanes. Historia del Testimonio Chileno. De las estrategias de denuncia a las políticas de Memoria. Revista Quadens de Filología, Facultad de Filología, Universidad de Valencia ( Anexo nº LXIV) -2008.

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