A Víctor Jara no le cortaron las manos, se las quebraron a golpes, respondió Héctor Herrera Olguín, ex funcionario del Servicio de Registro Civil e Identificación de Chile, a la pregunta que le formulara, Juan Luis Ulloa, exiliado en Francia, durante la presentación del libro -HijXos de Allende- en París. Concretamente, le consultó cómo pudo identicarlo, considerando las informaciones que mencionaban le habían cortado las manos.
Tras el golpe de Estado, en septiembre de 1973, trabajando en Comisión de Servicio en la Morgue, Héctor Herrera, tras reconocer el cuerpo sin vida de Víctor Jara en medio de una pila de muertos, puso en marcha un plan, impidiendo con ello pasará a las listas de detenidos desaparecidos. Primeramente tomó sus huellas digitales, gestionó el trámite para comprobar fehacientemente que se trataba de él, a través del equipamiento técnico al interior del Servicio de Registro Civil y a continuación se trasladó hasta el hogar de Joan Jara y luego la asesoró y acompañó en los tramites destinados a solicitar el cuerpo, exigir un certificado de defunción y organizar prácticamente de manera clandestina su entierro en el Cementerio General de Santiago.
A 50 años de los hechos, el Registro Civil e Identificación, le otorgó un diploma y una medalla por esta gestión que fue considerada a la altura de una tarea pública del Estado de Chile en resguardo de los derechos humanos. Por su parte, la familia Jara lo incorporó como un integrante más entre ellos.
Este relato está incluido en el libro –HijXos de Allende– bajo el título –Víctor Jara, sus últimas horas en el Estadio Chile y en la Morgue– capítulo Septiembre es Memoria. El Estadio Chile, donde fue asesinado está declarado -Sitio de Memoria Víctor Jara – Espacio de Comunidad de Arte y Memoria.
En la fotografía, Héctor Herrera con José Henríquez, fotógrafo, exiliado en París, ambos residen en Francia.
Diciemebre 2024