A propósito del Día del Patrimonio. La demanda ciudadana versus el laberinto de la falta de voluntad política de los gobiernos de la Concertación de Partidos Políticos y de la Alianza instalada en el palacio de La Moneda. Por Myriam Carmen Pinto.
Las organizaciones ambientalistas, sociales, organismos regionales, organizaciones comunitarias locales, artistas y diversas personalidades trabajaron por una decada recopilando y sistematizando informaciones para que el gobierno gestionara ante la UNESCO una solicitud destinada a declarar a la Patagonia Chilena como Patrimonio de la Humanidad. Con ello se buscaba asegurar la conservación de su belleza escénica y de sus recursos hídricos. Tras la asunción del nuevo gobierno, entregan una carta al presidente Sebastián Piñera, sin que hasta la fecha exista una respuesta o se sepa del destino de los expedientes.
El año 2001, CODEFF (Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y Flora) y la organización japonesa de turismo ecológico, Barco de la Paz (PeaceBoat), impulsaron una propuesta para declarar a la Patagonia como «Patrimonio de la Humanidad”. Esto ocurrió en el marco de la campaña “Aysén Reserva de Vida”, iniciada en los años 90 por una serie de organizaciones ciudadanas, proponiéndose impedir mega proyectos en la zona. Alumysa, entre ellos, la fábrica de aluminio de la transnacional canadiense Noranda, cuya puesta en marcha fracasa en la fase de su evaluación ambiental, tras la intervención directa de presidente Ricardo Lagos, presionado por la industria salmonera.
La propuesta de declaración de patrimonio de la Humanidad fue dada a conocer, por primera vez, en una conferencia de prensa que tuvo lugar en las dependencias del Barco de La Paz, llegando a Puerto Montt. Se suman los entonces presidentes de las comisiones de Medio Ambiente del Senado y de la Cámara de Diputados, senador Antonio Horvath y diputado, Alejandro Navarro y luego las autoridades regionales representadas en el Consejo Regional y el Gobierno de Aysén. Activamente ya estaban participando las organizaciones sociales, empresariales y comunitarias reunidas en la “Coalición Ciudadana por Aysén Reserva de Vida”, destacando la Cámara de Comercio y de Turismo de Río Tranquilo, la Corporación Costa Carrera, Defensores del Espíritu de la Patagonia y la Corporación para el Desarrollo de Aysén, entre otras de base local y regional.
La coalición logra reunir información, cartas, firmas de solicitudes y múltiples respaldos a la iniciativa, las que son entregadas a las autoridades correspondientes. Al año siguiente, el gobierno encarga preparar el expediente al Consejo de Monumentos Nacionales y la Corporación Nacional Forestal (CONAF), reuniendo la documentación técnica, siguiendo las normativas y el protocolo que exige para estos casos la UNESCO.
Esta vez se propone el concepto Patrimonio Mundial Natural, siendo denominado el área “Hielos y Archipiélagos Patagónicos”. Este incluiría un área que comprende los parques nacionales Torres del Paine, Bernardo O’Higgins, Laguna San Rafael, la Reserva Nacional Katalalixar, y partes de las reservas nacionales Alacalufes y Guaitecas, de las regiones de Magallanes y Aysén.
En 2007, el expediente contó con el respaldo de la entonces Ministra de Medio Ambiente. Estrenando la nueva institucionalidad ambiental, la primera autoridad del Ministerio de Medio Ambiente, hace entrega de éste al Ministerio de Relaciones Exteriores para su tramitación internacional ante la UNESCO.
El laberinto de la falta de voluntad política de la Concertación y de la Alianza
Según dicen representantes de organizaciones ambientalistas, desde entonces el expediente de la solicitud ha estado moviéndose entre las oficinas de la Dirección de Fronteras y Límites (Difrol) y CONAF. Las mismas fuentes señalan que a fines de 2009, la Directora de esta repartición y la Ministra de Agricultura, intentan reducir la zona, dejando en la propuesta sólo el área correspondiente al Parque Nacional Torres del Paine.
A fines del mismo año, el Senado aprueba un Proyecto de Acuerdo. Presentado por el Senador Horvath, solicitan al gobierno agilizar el trámite de la postulación. Desde aquí nada se sabe de la solicitud y del destino de la documentación preparada durante largos años por profesionales y expertos de diversos ministerios y organismos públicos.
A lo largo del año 2009 y 2010, las organizaciones que lideran esta campaña hacen entrega de innumerables cartas a la presidenta Michelle Bachelet y luego al presidente Sebastián Piñera. En estas misivas, denuncian los intereses de las empresas Colbún y Endesa y sus proyectos hidroeléctricos que pretenden instalar en el sur. No hay respuesta alguna.
Una declaratoria de Patrimonio de la Humanidad y o Patrimonio Mundial Natural, otorgaría a la Patagonia chilena un status internacional que le permitiría resguardar su belleza, conservar su biodiversidad y recursos hídricos, en uno de los pocos lugares casi inexplorados del planeta.
En 2009, Bernardo Zentilli, presidente de CODEFF, señala «Perdimos la oportunidad que teníamos de plantear a nivel internacional la importancia de los glaciares y la importancia de los campos de hielo. En Chile pareciera que no se tuviera ningún respeto por los muebles de la casa. Puede ser que sea una relación con los intereses asociados a la electricidad o con otros intereses, pero en este momento, desafortunadamente, no tenemos las causas de este cambio unilateral, escondido, prácticamente entre gallos y medianoche”.
Patricio Rodrigo, secretario ejecutivo del movimiento «Patagonia sin Represas», que reúne a cerca de cincuenta organizaciones ambientalistas y ecologistas, decía que el lobby que hacían las grandes firmas asesoras de proyectos hidroeléctricos como Hidroaysén, ejercen una fuerte presión sobre el gobierno; los mismos asesores de campañas y estrategias corporativas y políticas.
Peter Hartman, dirigente de CODEFF – Aysén, destacaba la importancia de este reconocimiento. «Lo que aquí se busca es proteger bienes y territorios de características excepcionales y únicos en el mundo, en una zona prístina por excelencia. Además esta región – que por décadas ha estado abandonada- perfectamente se puede desarrollar sustentablemente, tal como sucede con el lado argentino de la Patagonia. El parque Los Glaciares se declaró patrimonio de la humanidad en 1981, y a la fecha se ha convertido en el destino turístico preferido de los trasandinos y de los extranjeros que visitan Argentina».
Hartman ha manifestado en innunerables oportunidades sobre la disposición de los organismos internacionales para acoger la solicitud de declarar Patrimonio Mundial al sitio Hielos y Archipiélagos Patagónicos.
Especial GritoGRAFIAS en red, 26 de mayo 2011.