La buena o la mala vida

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La jornada de la Foto-maratón, versión 2010, que organizó el Instituto Profesional ARCOS, en Valparaíso, reunió a  unos 260 fotógrafos, profesionales y aficionados, chilenos y extranjeros y de variadas edades, técnicas, estilos y visiones de su quehacer.  Tempranito, una mañana de sábado, los participantes, con sus cámaras en mano, recibieron las instrucciones en una plaza, recorriendo luego calles, rincones y quebradas, cerro arriba, cerro abajo.

La tarea era buscar una imagen cuya escena representara el sentido de “La buena o la mala vida”; sumándose y colaborando de esta forma a  los esfuerzos destinados a lograr un registro visual del valor cultural de Valparaíso, puerto-ciudad.

Nelson Keru Arancibia, estudiante del tercer año de Diseño Gráfico, reside en Viña del Mar, pero pasa la mayor parte de su tiempo en Valparaíso. Le interesa el acontecer y devenir que se sucede en  sus calles, la vida diaria, sus personajes y la vida simple y cotidiana que transcurre en sus espacios públicos y en el puerto. En Valparaíso, retrata a los  vendedores, a los ancianos y a los vagabundos que deambulan esquinas y rincones. Su foco está puesto en los personajes alcohólicos, solitarios y sus vidas ocultas; aquellos que sacan sus alimentos de los tarros de la basura; que caminan y se ventilan en bares y cantinas, en sus bolsillos no hay más de cuatro monedas, las beben hasta perderse y quedar durmiendo botados en una cuneta  o en un escaño de madera de una plaza del barrio – puerto; todas escenas reales de su vida nocturna y matinal, la bohemia porteña más porteña y por dentro.

Abriendo sus ojos y su alma para ver lo que no ve,  mirando con otros ojos y reconociendo que mirar no es ver, el joven fotógrafo  recorre los lugares donde la gente compra, pasea, comparte o sencillamente camina, al caer una tarde. La mañana de la maratón fotográfica, Nelson, se propuso  registrar en una misma imagen dos realidades distintas; un rostro que mostrara su cansancio y abandono con el pasar de los años, pero que también reflejara una actitud positiva y sonriente, a pesar de todo.  Su intención era representar  así el concepto «La Buena o la Mala Vida». Con esta idea vuelve a  los bares y cantinas que ya conocía, muchos de ellos lugares escondidos, sucios, malolientes y llenos de humo.

Sin esperar mucho, encontró lo que buscaba. En un bar del sector plaza Echaurren…  hombres de edad mayor; trabajadores y vagabundos, todos mezclados entre  sí, celebrando la vida, celebrándose a sí mismos; el ser y vivir, ahora… porque todo lo que ocurre ahora, es hoy.

Los retrató… una y otra vez. Bebían vino y cervezas en una cantina sucia y oscura. Los registró de manera individual y grupal; conversando y brindado, riendo y levantando vasos y copas hacia el centro de la mesa y brazos en alto. Pero no quedó conforme con el  resultado porque en ese momento no había mucha luz que iluminara y destacara sus  expresiones y la esencia de sus emociones en sus rostros.

Ese mismo sábado, después de almuerzo, regresó nuevamente, encontrando a los mismos hombres que había retratado en horas de la mañana. Seguían brindando al paso de cada hora. El joven fotógrafo fue con un amigo,  quién le ayudó a preparar la escenografía y la puesta en acción.   Así entonces, mientras él soltaba el obturador de su cámara, su amigo convertido en su asistente, abría y cerraba la puerta del bar, dejando entrar y salir una  mísera luz natural. Los retrataba uno a uno. Estando en esto, uno de ellos, mientras posaba,  le dice… “te voy a poner cara del Kiko”, refiriéndose al personaje de la serie mexicana «El Chavo del Ocho».

Nelsón hace click y registra para siempre la fotografía que presenta y destaca en esta edición de GritoGRAFIAS en su sección Grito del grito.

Este trabajo obtuvo el primer lugar de la jornada de la maratón fotográfica. Nelsón no fue a la ceremonia de selección y premiación, menos aún el señor de la foto.  Ambos, nunca imaginaron que serían reconocidos. La muestra fue visitada por más de cuatro mil personas.

Valparaíso abre sus puertas al infinito mar, a los gritos de las calles, a los ojos de los niños, y si se caminan todas sus escaleras, habremos dado la vuelta al mundo, decía Neruda… Nelsón Keru Arancibia continúa visitando los bares, quiere  reencontrar al hombre del retrato. Hasta ahora no lo ha logrado. No sabe su nombre y no sabe quién es.

Fotografía: Nelson Keru Arancibia , textos Myriam Carmen Pinto.
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