Escritura activista que deviene en artivística/. Activista y artista.

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«El valor del libro que hoy comentamos se dimensiona más justamente si lo entendemos dentro de un proyecto o un enfoque de escritura que Mirenchu viene desarrollado desde hace más de dos décadas (tres quizás).

Un primer aspecto de la trayectoria escritural de Mirenchu lo defino como una escritura activista que deviene en escritura artivistica. Activista y artista.

¿Por qué activismo de la escritura?

Porque Mirenchu se propuesto hacer de la escritura, del periodismo y de la crónica, un acto de rescate, de recuperación, de reconocimiento, de dar voz a aquellos paisajes, territorios, lenguajes, sufrimientos, celebraciones que han sido – y lo siguen siendo – invisibilizados y subordinados a escrituras oficiales, centralistas, indolentes que se niegan a narrar las sombras de nuestro país. Y sin reconocer sus sombras, las personas y los países, no pueden llegar a ser íntegros, sanos, compasivo, justos, dispuestos a asumir sus desprecios, sus humillaciones, sus abusos.

Ha desarrollado una literatura y un periodismo de los amores clandestinos, de las fugas y resistencias de los que han sido acallados, por razones de Estado, por lo políticamente correcto , por la falsa cultura de la decencia de la neutralidad moral…pero también de los territorios extirpados de sus almas, invadidos por la razón urbana egoísta, de los territorios que desean conservar sus rutas hacia el interior de sí mismos, sus dotes terapéuticas y sanadoras, sus frutos gratuitos, su comunidad ancestral con mares, montañas, ríos, lagos, vinos y lluvias.

Y lo ha hecho como artivista, pues su producción escritural es una muestra de despliegues audiovisuales de gran calidad técnica, que logra integrar distintos formatos , lenguajes y plataformas de comunicación,  dando voz a testigos , reclamantes, celebrantes, vecinos, vivos y muertos con algo poco común en la crónica de los grandes medios, como es el respeto, la proximidad y la vitalidad de los que testimonial.

Un segundo aspecto de la trayectoria escritural es su opción por escribir sobre y desde los márgenes, desde los territorios empolvados, de las rutas vírgenes, de los cielos abiertos, resistentes aún a la vida de las prisas y a las crónicas de los suplementos escritos para los turistas de aventura de ahora, legión no siempre leal con la naturaleza y algo analfabeta aún de la ecología profunda.

De la profundidad que explora: la  de los territorios, de las plazas, de las familias y sus recuerdos, de sus mitos , y de sus “cuentan que…” ( recurso tan recurrente en el libro que nos convoca esta tarde) , los murmullos del pueblo ( “escóndase mijito que lo andan buscando” , “dicen que ya están por venir”, esos, usted ya sabe quién “ …) de las violencias  veladas, de los abusos hacendales, de los residuos del inquilinato y de la disciplina moral y religiosa de los mandantes.

Lo relevante es que lo hace desde el testimonio de los que viven tales profundidades, el alma de los lugares, de los que siguen  celebrando sus almuerzos dominicales luego de la visita al cementerio y a la misa del pueblo, de los que pura chispeza cultural han releído el concepto de patrimonio y se organizan para darle sentido actual a sus cementerios y a sus iglesias, a sus muertos, a sus abandonados, a sus extranjeros… en diálogo con una modernidad ambigua y pícara (pícaros modernos, como dijera el rector Peña, refiriéndose a un personaje de la política nacional que no repara en disfrazarse de amable con las culturas y el medio ambiente para traficar con los paisajes y la tierra.)

En este sentido, Mirenchu es expresión de ese movimiento cultural y literario neo-lárico… o de los territorios desterrados de Pavel Oyarzún, Jaime Casas, Marcelo Mellado, el poeta Riedemann: la Patagonia austral, Nahuelbuta, los puertos del Chile Central, la Valdivia fluvial… Más recientemente , el cine chilote de Silvio Caoizzi o la “recta provincia” del valle central de Raúl Ruiz.

Las Cruces Parra Siempre es un manifiesto de lo que queremos valorar de la escritura de Mirenchu: no es un texto impresionista, mínimo, emocional…  o sólo lo es si entendemos por tales adjetivos: plena espiritualidad y conexión con la vida local, ecología comunicativa para el no-olvido y despliegue del sentimiento y la ternura por un lugar, sus habitantes y  por su poesía; la de Parra y de todos esos Parra con vista al mar, que son todos los cruceños que se sienten co-existentes con la memoria del Poeta, guardianes y amables vecinos del “Hombre Imaginario”.

Gracias Mirenchu por retratar la vida misma, la tuya por cierto, la de Parra, y las de los litorales de Chile, en duelo  – los ríos de sangre , Zurita mediante –  y en fiesta y espera… Voy y Vuelvo es la consigna».

Comentario de Jorge Osorio.  Licenciado en Historia de la PUCV, actualmente doctorando en Educación en la Universidad de la Salle, Costa Rica. Profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso. Director del Observatorio de Educación de Adultos del Programa de Educación de Adultos de la Universidad de Playa Ancha. Autor de varios libros y artículos académicos sobre educación comunitaria, ciudadana y de adultos, pedagogía de la memoria histórica, investigación acción en educación.

Las Cruces Parra Siempre. El pueblo del poeta que duerme en una cruz, un libro que aborda una comunidad poética, el alma de un lugar fue lanzado el 17 de mayo de 2018, en el marco del Programa «Viña Lee» del Departamento de Cultura de la Ilustre Municipalidad de Viña del Mar.

Nota de la edición. A Myriam Carmen Pinto, le dicen Mirenchu en Las Cruces. En la fotografía final la autora junto a Jorge Osorio y Juan Esteban Montero, Director del Departamento de Cultura de la Municipalidad de Viña del Mar.

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