Sin el viento a su favor. Honduras – Madagascar.

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En Tanzania. «Ya no hay playas y arena»

Rajabu Mohammed Soselo, vive en Kunduchi, desde hace 42 años, su casa está muy cerca de la costa. Es pescador y observa que la playa, poco a poco está desapareciendo; el mar ha avanzando alrededor de 200 metros en los últimos 50 años, llevándose una mezquita y cinco casas. Fue  una experiencia terrible, dice.

Kunduchi es un pueblo costero, situado a 18 km. al norte de la capital de Tanzania, Dar Es Salaam. Es un destino turístico muy conocido por sus playas y arenas doradas.

En la zona, otro caso que da cuenta de la reducción de las playas es la destrucción del Hotel Africana. Se construyó en 1967 cuando el mar estaba a una distancia de 200 metros de la edificación. En aquella época, se consideró segurao ya que las olas nunca habían avanzado hasta entonces.

A comienzos de los años 80, dichas costas dan señales de erosión y desde 1984 la zona sufre los efectos del fuerte oleaje, dañando la construcción  del hotel hasta destruirlo completamente en 1996. El edificio original ha desaparecido y  en el lugar solo quedan tres pequeñas cabañas. Comenta que los hoteles costeros y las casas residenciales que hay cerca de la costa estan en riesgo.

En Honduras: «El huracán se llevó mi casa»

Mujer indígena de la comunidad Miskito, Honduras, tras el paso del huracán Mitch y Sheikh Hazra Bewa, Sundarbans, en India, quién dice

«He perdido mi cosecha casi cinco veces en los últimos años. Los cultivos están muy dañados por efecto del agua salada que entra en tierras agrícolas, pasando por los terraplenes».

En Madagascar. Los manglares no consiguen regenerarse

Be es pescardor y vive en el pequeño pueblo de Ankingameloka, en el norte de Madagascar, al lado de un área marina protegida. Vende peces a los distribuidores, cultiva arroz y maiz para obtener ingresos adicionales.

Vive sin electricidad, agua potable y en su localidad no hay escuelas ni centros de salud. En 1984, un ciclón destruyó los bosques manglares y el pueblo tuvo que trasladarse.

Fue el ciclón Kamisy, causando muchos daños en el borde costero. En esta zona ya no hay gambas. Antiguamente, solían recolectar 10 kilos de cangrejos por día y solo logran unos tres kilos. Los manglares no  alcanzan a regenerarse debido a los sedimentos acumulados.

En los años 1999 y 2000, el pueblo sufrió una severa sequía con graves repercusiones en el cultivo del arroz. Desde hace 20 años, cada vez llueve menos.

Los granjeros buscan cultivos alternativos. Algunos de los pozos del pueblo se han secado, empeorando aún mas su situación. Para recoger leña caminan muchos kilómetros porque ya no quedan bosques en los alrededores.

Adaptación textos Campaña Testigos del riesgo, WWF y Exposición fotográfica sobre efectos del cambio climático.

junio 2011

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